martes, 5 de junio de 2007

Someone go, someone come, but it's the same soul

Todo el mundo en algún momento de la vida ha visto una película en donde el protagonista, que normalmente es alguien más que camina en este mundo, emprende un viaje, bien sea de manera heroica, de manera social, de manera cultural, pero en fin, viaja hacia un horizonte desconocido que lo hace cambiar tan profucndamente que al regresar no lo reconoce ni el perro, o peor aún, cambia tanto que nadie lo nota sino hasta que ya nada puede ser igual.

Si alguien me pregunta a mí, siempre he pensado que eso era un mito, pero a veces la vida me enseña más de lo que quiero, y esto que voy a contar, como quien dice: "Le pasó a un amigo de un amigo".

Soy como soy, veo lo que veo, digo lo que pienso, opino lo que creo, pero viajar a otros lugares siempre me trae emociones encontradas: Miedo (de perder las maletas, que parece que es mi karma), alegría (siempre me gusta conocer nuevos lugares y personas), molestia (soy animal de costumbres y a veces me cuesta cambiar los hábitos) y comodidad (no hay nada como viajar a un buen hotel por una buena aerolínea en una divertida clase turista donde siempre hay un loco al lado que da miedo).

Mi último viaje al exterior sólo puede ser escrito de una forma: Intoxicante. Demasiada información, demasiadas experiencias, demasiado que pensar y entender (Y eso que sólo fui a un país occidental, no me imagino viajando a un país asiático). Creo que esos viajes en los que absorbes tanta información dejan una marca en la mente, en el corazón y en el espíritu: Nunca nada de lo que ves es visto de la misma manera, todo lo que analizas lo ves con otra perspectiva, a veces para bien, a veces para mal, pero al final el resultado es el mismo, tu perspectiva cambia de tal manera que nada es igual a como lo dejaste.

Tal vez es sólo experiencia personal, pero siempre que veo a alguien partir y regresar, veo dos personas distintas, una que se fue y otra que regresó, sin importar que sigan siendo la misma alma, el viajero siempre debe cambiar para adaptarse a una nueva realidad.

¿Pero es posible retornar al mundo y ser el mismo después de tal experiencia? aún busco esa respuesta, aún trato de entender cosas que pensaba haber entendido, aún trato de leer lo que los demás me dejan leer, aún sigo buscando el por qué no puedo dejar de pensar que aún cuando sigue siendo mi misma alma, siguen siendo mis pies los que camina por el mundo, una persona totalmente diferente se fue y el que escribe es otra que apareció al llegar.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo lo creo posible. Por experiencia propia, te puedo decir que es posible regresar y seguir siendo en esencia lo mismo; aún cuando lo que viviste en el otro lugar te haya mostrado otras perspectivas y abierto los ojos.

Cuando se es diferente, es cuando se está en ese otro lugar. Cuando regresas, sólo eres más sabio.

Y precisamente en esa sabiduría está el decidir y cambiar lo que sea menester; pero es ya un acto de decisión personal.