miércoles, 6 de febrero de 2013

Reflexiones simples, conclusiones claras

Gente Realmente Divertida, no les ¿parece?
Nota Previa: Este es un post un poco más serio que de costumbre, creo que es la luna... luego regreso con algo más ligero. Y para no aburrirlos mucho les dejo una foto divertida de mi persona y mi esposa.

Mi papá es la persona más íntegra que conozco. Nunca en su vida ha buscado más de lo que le corresponde, siempre con un compromiso inquebrantable ante sus valores. 

Mi mamá es una de las personas más dedicadas y preocupadas por el bienestar general de mi familia, buscando ayudar en todo lo posible. No recuerdo la última vez que alguien en la familia no recibió ayuda de mi mamá en momento difíciles.

Mi hermano y yo fuimos educados con esos valores en primer lugar: Integridad y dedicación. Cada uno en su vida hemos aprendido lo difícil que puede ser mantener esas dos premisas (valores, tablas de ley, como lo quieran llamar) en todo momento.

Hoy tuve grandes conversaciones con personas que aún estando a la distancia, buscaban entender cómo que yo era como era. Buscaban entender no sólo las decisiones que tomé, sino como el trabajo que dejo detrás de mí es una muestra de bien que traté de hacer mi lo que me tocaba hacer. Me hablaron de cómo es importante no sólo obtener un resultado, sino que el esfuerzo no implicara ir en contra de lo que uno cree y le gusta.

Fueron tan interesantes las conversaciones que no me dí cuenta lo importante que eran hasta terminaron solicitando que los aconsejara. Nunca pensé que fuera alguien a quien pedirle consejo.

Sin entrar en detalles, hoy descubrí que tan profundas son mis creencias y valores. Al punto que me sentí realmente bien conmigo mismo. Hace un tiempo dije que me despedía de mi entorno en paz, pero siempre quedaba la duda de si realmente era una paz por desconocimiento (alguien me dijo una vez: "La ignorancia es atrevida e inocente"). 

Ahora estoy completamente convencido de que me fui en paz porque era el momento correcto de retirarme. El tiempo ha pasado (no puedo creer que ya tenga 3 meses desde que me fui), pero sigo estando seguro de que todo courrió por las razones correctas, en el momento correcto y con las personas correctas.

¿A qué voy con todo esto? (Se preguntarán los que aún leen)

A la irreparabilidad de las acciones que van en contra de los valores.

Yo puedo resolver muchas cosas en la vida (no puedo ni evitar la muerte ni fabricar dinero, lo siento para aquellos que me iban a escribir sobre el punto), pero algo que jamás podría reparar es el momento en el que voy en contra de mis valores.

Recuerdo una entrega de premios donde un ganador decía: Negocio todo, pero mis valores, jamás. Ese momento tuvo un impacto realmente fuerte en mi mente, ya que ha pasado mucho tiempo y sigo recordando el momento muy claramente.

Y si alguien me pregunta, ese será mi mejor consejo: 
 
Nunca negocies tus valores.