viernes, 31 de octubre de 2008

And silence falls between us, as the shadows steals the light...


Cuando trato de escribir exactamente lo que pienso, o trato de expresar lo que exactamente quiero decir, usualmente digo barbaridades que hacen efectivamente más daño que lo que en realidad quiero decir.

Por eso usualmente soy muy cuidadoso de lo que digo.

O viceversa, cuando quiero que la gente se arreche conmigo, me pongo "crudo".

Toda aquella persona que tenga un poco de sanidad en su mente puede estar pensando: ¿Para qué demonios quiero hacer molestar a la gente? Si usualmente todas la guías de inteligencia emocional, de manejo de la gente, y la mayoría de los psicológos del mundo hablan de la efectividad de la asertividad, yo llego y uso la asertividad como un arma.

Mi respuesta, además de simple, tiene un sentido bastante interesante: Para generar un efecto reactivo contrario a mis opiniones.

He descuebierto algo interesante: Los individuos tienen opiniones, las masas no. Lo que quiero decir es que cuando existe una opinión individual, el ser humano por naturaleza tiende a aceptarla o rechazarla, más las masas en general tienden a seguir el comportamiento del individuo, en otras palabras, la gente parece más un rebaño que es llevado por aquellos que opinan.

Y personalmente eso me saca de mis casillas.

En mi trabajo usualmente tengo que proponer ideas completamente alocadas, teniendo siempre con consideración muchos puntos de vista y perspectivas, buscando siempre los puntos comunes y analizando las situaciones para obtener una solución que cumpla con las exigencias de todos. Pero cuando propongo una idea y nadie opina, me frustra.

Me frustra ser la única persona que vé el problema en toda su completitud, me frustra que la gente es muy complaciente y yo tiendo a ser muy detallista, a ver el lado malo a las cosas, a ser crítico en todo. Y me gustaría que todo el mundo fuera crítico conmigo. El problema es que la mayoría de las veces no lo son, porque dadas mis habilidades personales, hay momentos en los que me siguen ciegamente.

No me malinterpreten, me gusta que mis opiniones sean tomadas en cuenta y que tengo un peso importante en la toma de decisiones, pero realmente prefiero que todos seamos la guía en las decisiones, que yo sólo sea la guía y los demás me sigan ciegamente.

Así que saco a la gente de sus casillas. Las hago reaccionar, y aún cuando les digo que las voy a volver locas, no lo pueden evitar.

Hace casi un año, conversando con algunas amigas, les dije claramente que las iba a molestar. Sabiendo sus creencias y valores, utilicé intencionalmente argumentos muy válidos sobre el significado de "la asertividad". Para mí, la asertividad es dar un mensaje de tal manera que se esté consciente de la respuesta del otro, y más aún, contar con esa respuesta efectiva para que las partes se entiendan. Para el resto del mundo conocido, la asertividad siempre debe ser positiva. Si se fijan, la diferencia fundamental es que yo uso la asertividad para generar el efecto deseado, sea el "bueno" o el "correcto". Obviamente estalló el caos en la conversación, pero mis amigas, aún sabiendo que estaba haciendo uso directo de la asertividad para generar caos, nunca estuvieron de acuerdo conmigo.

No digo que tenga la razón, pero es demasiado interesante ver cómo con un mensaje bien formado se puede obtener un efecto deseado.

Por eso es que tengo que inducir el caos la mayoría de las veces en mi trabajo, para generar una reacción y evitar el comportamiento de rebaño.

En fin, esto tal vez sea un poco de ruido a ver si genero un poco de esa divertida y siempre necesaria polémica...

miércoles, 8 de octubre de 2008

Sin chistes, emociones y mensajes...


Tengo en mente escribir sobre el efecto que tengo sobre los demás,

Sobre lo importante que siempre ha sido para mí que ese efecto sea discreto, pero efectivo.

Que impacte de manera positiva a la gente, que la inspire a ser mejor de lo que es.

Es decir, que aún cuando el efecto que genero en la gente no sea perceptible, exista. Y aunque no sea obvio mi aporte, sea imposible no ver mi esfuerzo en el resultado.

Trato de influir de la manera más efectiva, de la manera que aunque muchas veces no está bien, no es la correcta.

Hace un tiempo conversaba con dos personas (A quien aprecio mucho) que me hablaban de la asertividad y de lo fácil que era confundir asertividad con ser brusco y directo. Yo les comentaba que para mí, la asertividad era transmitir exactamente lo que se quería transmitir, de tal manera que generara el efecto que uno buscaba generar.

Y la polémica se desató ahí.

Mi punto era simple: Si uno quería generar caos, y generaba un mensaje orientado hacia el caos y el efecto del mensaje era el buscado, para mí la persona era asertiva. Es usar las herramientas de un modo poco obvio, pero el martillo no deja de ser martillo si en vez de clavar un clavo, clavas un tornillo.

Esa es una de las conversaciones más divertidas que he tenido en mi vida, por más allá del tema, generé un efecto exacto sobre las personas con las que conversaba: Les hice cuestionar todo en todo momento.

Hace poco me dí cuenta del efecto profundo que he tenido en algunas personas. Para bien o para mal, he tenido la capacidad de observar el resultado de mis acciones. Algunas correctas, algunas buenas, algunas malas, otras descarriadas.

Tal vez ese sea mi problema: Estoy tratando de enviar un mensaje a mi mismo, pero no entiendo exactamente que efecto quiero crear en mí...

viernes, 3 de octubre de 2008

Ruido en la Mente



Cuando uno tiene demasiado en qué pensar, todo parece inconexo, confuso, como una serie de escenas de una película sin sentido. Es en ese momento en el que la inspiración viene y logro por fin encontrar sentido a todo. En ese momento, soy algo que produce y derrocha energía.

Pero mientras ese momento llega, acumulo información, me expreso y opino. Sin creatividad pura, pero con destellos de genialidad (Realmente tengo el ego subido hoy).

Hoy quiero hablar de ese tema tan delicado como la creatividad espontánea. Para aquellos que han tenido momentos en los cuales todo parece tener sentido, este es su momento. Para aquellos que no me entienden, no se preocupen, en algún momento, tal vez no este, lo entenderán.

Hace más de un año tuve un rayo de luz. Caminando tarde por las calles de una ciudad durante un congreso, preocupado por lo poco comunicativo que había sido el día, tuve un rayo de luz: En vez de preguntarle a las persona sobre sus experiencias relacionadas sobre el congreso, le iba a preguntar sobre temas totalmente inconexos. A ver si por suerte me conseguía con alguien que realmente significara un contacto real.

El resultado de esa experiencia se convirtió en algo que recuerdo cada vez que puedo (son esas épocas que definen lo que realmente eres). No voy a entrar en detalles, todo aquel que me conoce ya está ladillado de la historia.

Pero ese exactamente es mi punto. Esos eventos parecen ser aislados, o débilmente conectados. Mi problema es que muchas veces no tengo la capacidad de sobrevivir entre los episodios. No estoy proponiendo ser un mar de creatividad pura, ni siquiera Da Vinci podía mantener un ritmo de creatividad constante, pero por lo menos saber cómo manejar las situaciones creativas para darle el mayor provecho posible.

Tal vez no cure el cáncer, ni responda a preguntas fundamentales sobre la vida humana, menos aún consiga la respuesta a ¿Quien fue primero, el huevo o la gallina?.

Pero quien sabe, tal vez se me ocurra alguna solución para problemas mas mundanos, simples y a la vez divertidos. O simplemente use todo mi poder creativo para hablar locuras en alguna página web.