miércoles, 9 de mayo de 2012

Tierra de SuperHéroes


Creo que forma parte del espíritu del ser humano creer en que existe alguien o algo más grande que nosotros que vela por nuestra seguridad, pero a veces creo que rayamos en lo absurdo.

Dada mi línea de trabajo (Consultoría especializada de sistemas informáticos) la creencia en superhéroes es algo que está inscrita en cada una de las personas con las que trabajo. Pensamos frecuentemente en héroes, buscando que otros resuelvan las crisis, ya sea en la búsqueda de una respuesta, en la delegación de actividades, o simplemente buscando un ser humano que está por encima de nosotros en conocimiento y resuelva ese misterio que se nos escapa a nosotros los mortales. 

No importa de donde provenga, nuestro deseo de que en nuestros peores momentos alguien más nos ayude forma parte tan integra de nosotros que no podemos evitarlo.

La mayor parte de mi vida profesional he estado laborando en un espacio de trabajo donde todos los días veo superhéroes: Personas que son realmente especializadas en su trabajo, que normalmente afrontan los problemas sin miedo y que resuelven sus problemas con relativa solvencia. Ahora, son superhéroes con un sólo poder: Sólo saben resolver un tipo de problema.

Esa es una gran fortaleza, pero también una gran debilidad. Es impresionante lo frágil que puede ser una red cuando un elemento clave se desconecta. Es como si ocurriera una gran crisis ya que los superhéroes restantes inicialmente no saben como manejar ese desbalance. Usualmente es algo temporal, ya que siempre surge algo que busca llegar a un nuevo balance (creo que es por eso que todos los días escuchamos acerca de nuevas grandes hazañas hechas por "desconocidos").

Pero: ¿qué ocurre cuando ese desbalance es mayor al esperado? ¿Cual es el punto de quiebre en donde la estructura de acción deja de ser efectiva? ¿A quién recurren los superhéroes cuando ellos están en apuros?

En los últimos meses he estado viviendo una gran "reestructuración" del ambiente donde me desenvuelvo, en donde grandes superhéroes (y alguno no tan grandes) han decidido que es momento de retirarse a continuar su camino en otra vía.

Usualmente no tengo problemas con eso, siempre he sido una persona que trata de verle el lado bueno a cada situación, pero últimamente he visto de manera más evidente que ese componente de superhéroe está más arraigado en nuestra conducta de lo que pareciera. Y así es como caí en cuenta que estoy viviendo una gran crisis de héroes.

Haciendo uso de mis conocimientos en Comics (no son muy amplios, pero si específicos) les comento algo interesante: Los Vengadores (Los mismos que ahorita tienen una película muy taquillera y muy recomendable) hace un tiempo presentaron una historia centrada en una Guerra Civil entre ellos mismos (Marvel Civil War), en ella, se presentaba la problemática de qué ocurre cuando las bases de una sociedad fuerzan un cambio estructural que hace dudar la propia moral en la que se sustentan todos los héroes de los comics.

Sin dar muchos adelantos al tema, imaginen que todos los superhéroes tuvieran que pensar si efectivamente son superhéroes, o simplemente son sujetos que están ahí en situaciones extremas y que por suerte han podido salir victoriosos. Debido a eventos inesperados, se presenta la situación en que se hace evidente que la sociedad es feliz y te deja ser quien eres mientras eres victorioso, y que las costuras y defectos sólo se presentan cuando empiezas a perder.

Claro, este tipo de situaciones no ocurre de la noche a la mañana, se va madurando hasta el momento en el que hasta la más mínima situación detona una crisis.

En mi trabajo el año pasado, sin dar muchas referencias detalladas, ocurrió lo mismo en mi ambiente laboral: un día detonó un cambio de paradigma tan fundamental que hizo que todos los que compartimos el trabajo reflexionáramos acerca de nuestro rol como superhéroes dentro de la red.

Algunos se dieron cuenta que no deseaban ser superhéroes, otros se dieron cuenta que no eran tan "súper" como lo pensaban, otros se convirtieron en villanos (no por la maldad, sino por la desconexión con los valores base de su entorno), otros finalmente cayeron en el limbo. Al final nada quedó igual. El desbalance fue tan profundo que tiendo a pensar que aún cuando todo pareciera volver a la normalidad, nada es normal.

Ya ha pasado algún tiempo desde ese evento, y aún cuando el panorama, estructura de valores y la ejecución de nuestras actividades no cambia, sigo viendo en el fondo la misma situación:

No somos super héroes, pero todo lo que esperan de nosotros es que lo seamos. Y el día que fallemos, ese día recordaremos la realidad: Que no existen los "super", sólo existen personas imperfectas