viernes, 8 de febrero de 2008

Conductas Colectivas




NOTA: Los eventos resaltados aqui se basan en la experiencia personal del autor, cualquier semejanza con la realidad propia de cada quien, es pura coincidencia.


Conversación casual:
- ¿Mi amor, que opinas de estas tarjetas? - Dice la novia
- Bueno, en realidad no me gustan mucho, porque >.- Dice el novio
- Ok, pero ya las mandé a comprar y dí el adelanto - Responde la novia
- ¿Para qué me pides opinión entonces? - Pregunta el novio con un poco de mal humor
- Porque me importa lo que piensas - Dice cariñosamente la novia
- Pero ya hiciste la compra - Dice el novio
- Exacto - Responde la novia.

Ahora que estoy en planes nupciales, formo parte de aquellos hombres que han pasado por aquel ciclo en la relación que se conoce como: "Novia Neurótica". Es por esto que quiero compartir un poco mis pensamientos con ustedes, dado que me parece que la experiencia es para contar y analizar.

Primero y antes que nada: todo este proceso de casarme me ha parecido no sólo interesante, sino divertido.


Antes de que salgan todas mis lectoras a llenarme el correo electrónico de amenazas de muerte o mensajes de odio, piénsenlo un momento: En la sociedad occidental, a la mujeres se les enseña que una de sus metas en la vida no es sólo encontrar a aquella persona ideal, sino hacer ILEGAL que ese compañero de vida si quiera piense en otra persona como compañera. Utilizando una analogía, "están marcando el ganado".


Durante sus días de infancia son rodeadas de juegos que las educan a buscar estabilidad de pareja, durante la adolescencia miden su popularidad por su capacidad de relacionarse efectivamente con el sexo opuesto. Es decir, es casi imposible pensar en una mujer que no tenga la ilusión de la boda perfecta, en donde ella tiene el control y sabe exactamente qué es lo que quiere.

Es ahí donde el novio pierde la batalla. Usualmente el hombre lo único que busca es la felicidad de la novia, por lo que cede el control de la boda desde un principio sin miramientos. En nuestro interior nos gusta pensar que tenemos poder de decisión, pero el control lo tiene la novia, y por ende la última palabra.

Las decisiones son usualmente autoritarias, por lo que el novio tiende a ser un simple expectador o asistente del evento.


Claro que hay excepciones, pero usualmente estas se deben a factores externos y son muy poco usuales, ¿o ustedes han visto muchos hombres yendo a "eventos de bodas" por su cuenta?. En estos eventos, la mayoría de los hombres toman una actitud pasiva mientras las mujeres se aglomeran y fluyen como pez en el agua. Están en su elemento, tomando el control de una situación para la cual han sido educadas.

La mujer, triunfalmente asedia a los proveedores, el hombre, tratamos de ayudar, pero usualmente no entendemos las delicadezas de un arte que sólo estamos empezando a ver, mientas que las mujeres tienen años de entrenamiento, por lo que las sutilezas tiene un gran valor para ella.

Todo esto me deja con sentimientos confundidos: Si el hombre ayuda, no ayuda como debes, porque para eso tienes que tener una experiencia que no se tiene. Si no ayuda, puedo asegurarte que tendrá problemas. Si opina, su opinión tiene un valor menor, dado que no estás en una posición de control. Si no opina, se coloca en una posición desventajosa. Es una posición compleja, en donde no parece haber una salida distinta a ser la persona sumisa durante todo este ciclo.

Con esa idea, los dejo, debo ir a otra reunión con el fotógrafo que eligió ella, el sastre que no hemos conocido per es bien recomendado, a la prueba de tortas otra vez porque los sabores no terminan de cuadrar (ni idea que significa esto), en fin, a formar parte de la conducta colectiva sólo con el fin de que la novia, que es la persona más importante en la vida del novio, sea feliz.