martes, 10 de junio de 2008

La pregunta de la Pregunta




Hoy voy a hablar de dos problemas importantes que tengo en mente.

Son tonterías... O complejidades propias de este loco que lo único que escribe...

Simplemente podrían considerarse decisiones intrascendentes... Pero por alguna razón que no logro comprender, para mí no lo son.

Mi primera pregunta es basada en una situación complicada que tuve que resolver: Para aquellos que no saben, estoy más que pasado (En cantidad) con la lista de invitados para la boda (Y que alguien me diga si eso no les ha pasado). Cada vez que veo la lista me doy cuenta que me faltó alguien, o mis padres me recuerdan de alguien, o mi novia me recuerda a alguien, o como sucede más veces de lo que quisiera comentar, algún primo que no incluí en la lista se incluye.

Ahora, cada vez que conversamos con el señor de la sala de fiestas, tengo el remoridimiento acerca de decirle que estamos pasados con la cantidad de gente, o dejarlo correr. Mi punto principal es que dicho señor nos ha repetido que tiene un límite de gente, y que ese límite no se puede superar por disposiciones de la sala de fiestas. Ahora, particularmente soy de las personas que creen que las fiestas son mejores si se VÉ GENTE: No hay nada más deprimente que una fiesta con mesas vacías, y en una boda, más aún (No es justificación, pero esa línea de pensamiento me da un poco de calma). Así que me he quedado callado...

Y con respecto a la lista de invitados, caemos en mi segundo dilema: Cuando uno hace la lista de invitados y llegas al tema de los panas, familiares, amigos y conocidos (Que llamaremos "costilla" para facilitar la redacción) que no tenían compañía sentimental (que de ahora en adelante llamaré "machuque"), simplemente se pone un (Uno/One/Ein/1) invitado.

Pues bien, sucede que al momento de entregar las invitaciones, descubrimos que la "costilla" tiene ahora un "machuque", por lo que se genera el momento incómodo de qué hacer con este cambio en el número de invitados, que sumado a la primera incognita, tenemos un simple silogismo: O me falta la costilla, o me sobra el machuque.

He optado por ser honesto y decirle a la costilla la verdad, por lo que ya he tenido un par de conversaciones medio intensas.

Más que una disyuntiva, este segundo caso es una forma de expresar que aún cuando sean "costillas", el "machuque" es algo inesperado, así que a falta de un término mejor, se los pongo simple: Ese no es mi peo, yo cumplo con invitar a la "costilla", lamentablemente no tengo espacio para invitar a todos los "machuque".

Pero como quien dice: "Costilla" que no jode, no es "costilla"

T-46...

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