Yo quiero contarles algo (y transmitirles mis pensamientos) sobre la vez que conocí una Madame. Y prepárense para asustarse.
Primero, para los que no saben (como yo en su momento) una Madame es una administradora de prostitutas. Es lo que es un chulo (o Pimp para los que manejamos el spanglish).
Voy a empezar como todo cuento venezolano: Estaba en un lugar con ambiente familiar (no estaba en ningún lugar de mala muerte) con mis compañeros de la oficina. Estábamos únicamente nosotros en el lugar cuando llegó en grupo de nuestras compañeros con una persona extra. Era inusual, ya que únicamente había personas que trabajan juntos, pero no le presté mucha atención.
Dos cosas me llamaron la atención:
- Estaba vestida mucho más ejecutiva que todos nosotros (y eso que estaba mi jefe y varias con un nivel ejecutivo mucho más alto que yo).
- Tenía al menos 10 años más que el mayor de nosotros (lo cual es inusual en el tipo de reuniones donde estábamos).
Me presentaron a esta persona como una amiga de alguien de la oficina y hasta ahí quedó.
Después de un par de horas (donde nada importante pasó) nos encontramos sentados conversando cuando hice la pregunta más inocente del mundo dado que la conversación estaba rondando en temas de la oficina y yo no quería hablar del tema:
- ¿En qué trabajas? Parecieras no estar en tu ambiente -
Realmente esperaba cualquier respuesta: "Soy ejecutiva de cuentas en un banco", "Soy gerente de una empresa"... Por dios, hasta el "Soy visitadora médica" cuadraban con el aspecto y el nivel de conversación.
- Pues soy Madame -
En ese momento pensé TU ME ESTAS JODIENDO. Luego pensé ¿HABLA EN SERIO?
Miré a mi compañero de trabajo (que la había traído): No había escuchado la respuesta y aún así su mirada lo dijo todo. Era una aceptación silente a una pregunta que deben haberle hecho todas la veces que alguien escuchaba esa respuesta.
No sé qué me pasó en ese momento. Sé de gente que se queda callada y no dice más nada. Es ese tipo de respuestas que cortan una conversación (por lo menos a mí), pero la verdad es que tuve uno de esos momentos especiales en los que la inspiración está de mi lado:
- ¿Y no te da ladilla ser Madame? -
Deben haber al menos 100 ejemplos en el cine donde uno hace una pregunta justo cuando la música de fondo se apaga y todo se escucha perfecto. Este fue uno de esos. Todo el mundo volteó a vernos y supe que en ese momento que no era el único que no sabía quien era esta nueva persona, sino que nadie sabía a qué se dedicaba.
La respuesta no pudo ser mejor
- ¿Por qué? Estoy haciendo el trabajo que me gusta y no tengo jefes, creo que estoy haciendo exactamente mi vocación y no hay un día que no me guste mi trabajo. -
Pensamiento automático de su servidor: Tu me tienes que estar jodiendo. No existe forma de procesar esa respuesta así de simple.
- ¿Tu trabajo es tu vocación? ¿Naciste para ser Madame? -
- No, no nací para ser Madame, descubrí que ser Madame da poder, y definitivamente mi vocación es el manejo del poder. -
No les voy a mentir, me sentí en una película en ese momento. Nada podía ser más surrealista. O eso pensaba.
- La verdad es que me es complicado entender lo que me dices -
Adopté posición defensiva/neutra. No quería hablar del tema si esta persona (que acabo de conocer hace menos de 3 horas) no quiere hablar. Es una manera de escapar de la conversación.
- Tu pareces ser una persona que ama lo que hace, ¿o me equivoco? - Trago de licor para respirar un momento - pues yo amo lo que hago y sólo busco personal en aquellas personas que aman lo que hacen -
Si alguien en este momento le pregunta a un gerente de recursos humanos sobre qué es lo que busca en alguien cuando lo contrata, te va a responder más o menos lo mismo de las personas exitosas en su compañía. Yo mismo había escuchado eso en otros contextos.
- ¿Tu buscas mujeres que aman la prostitución? -
- ¿Por qué no? casi todas las muchachas que trabajan conmigo son profesionales universitarios, que gana mucho más de lo que podrían ganar en su carrera, que saben que tienen un producto con una fecha de vencimiento muy corta y que quieren maximizar las oportunidades. -
- ¿Casi todas profesionales? -
- Si, realmente ese es uno de los requisitos que tengo, que estén estudiando en una buena universidad: USB, Metropolitana, Católica. -
- No conozco a ninguna mujer de esas universidades que tenga como deseo de vida trabajar contigo -
- No digo que sea fácil. Pero te digo que actualmente el mercado está pidiendo un producto Premium, y para conseguirlo, no hay que ir para una discoteca, hay que ir al lugar correcto. -
- Igual, no entiendo cómo alguien que nunca ha pensado en el tema de repente se convence que venderse es su carrera. -
- Estas siendo muy cuadrado - El tono está en el borde de la molestia - piénsalo así: Yo ofrezco un puesto en una empresa fantasma que sirve como excusa, ellas pueden decir que trabajan para esa compañía que tiene oficinas, tienen todos los beneficios de Ley, tienen sólo que trabajar cuando ellas quieren y ganan lo suficiente para pagar sus estudios, comprarse lo que quieran y ahorrar. -
- ¿Trabajan cuando quieran? ¿Compañía fantasma? ¿Beneficios de ley? ¿Me vas a decir que cotizan seguro social y todo? ¿Capaz y tienen seguro completo? -
Mala combinación de palabras y tono. Sonaba a burla. Inmediatamente me dí cuenta de mi error.
- Te pido respeto, así como yo respeto tu trabajo.-
Me quedé en silencio y luego dije muy bajo
- Te pido disculpas, la verdad es que estoy bastante asombrado y creo que es difícil creer todo esto. -
- Vamos a hacer algo: te propongo que me puedes preguntar lo que quieras sobre el trabajo y yo te responderé de la mejor forma que pueda sin llegar a detalles que puedas usar para saber quienes trabajan para mí o cómo es mi modelo de negocio. -
Señoras y señores, tengo carta abierta con una Madame. Me imagino a Nelson Bocaranda o a cualquier periodista serio salivando ante esta oportunidad.
Pero me tocó a mí...
Un pendejo que no sabe nada de entrevistas y que es más probable que la cague.
- Esto me recuerda a la silla caliente de Óscar Yanez -
Obviamente todos los que estaban con nosotros se callaron y pusieron toda su atención en nosotros...
Es decir, si en ese momento decían que estaban lloviendo billetes de 100 dólares, pues nadie le para bolas. Esto era un momento único.
Ella dijo un comentario que siempre recuerdo:
- Siempre recuerdo que Chávez no pudo con Oscar Yanez en ese programa. Fue el único que quedó muy entredicho. -
- Los venezolanos siempre pensamos en política - mi cerebro buscaba una buena primera pregunta - Pero bueno - como no se me ocurrió nada inicié tipo reportaje - Una pregunta base: ¿Qué me puedes decir de cómo funciona tu negocio? -
- Ya te dije - No me gustó la mirada - No te voy a decir nada que exponga a mi gente, pero te puedo comentar esto: Nunca tengo más de 20 muchachas en nómina y nunca hay más de 5 en una cita aprobada por mí en paralelo. Yo no me meto si ellas quieren hacer algo por su cuenta, pero yo trato de que no hagan nada por fuera. Conmigo están protegidas contra todo. -
- Es imposible saber eso -
- Claro que si se puede cuando conoces a la gente correcta... Yo hago un análisis de todos los clientes, todos me llaman a mí para solicitar los servicios de alguna de mis muchachas, y cuando las llaman directamente, ellas me lo comunican. -
- Confías demasiado en ellas -
- No tanto como crees, el dinero y el poder son cosas muy atractivas. No te niego que he tenido problemas con algunas en el pasado, ni que tenga problemas con algunas actualmente, pero en el momento en el que se rompe la confianza, simplemente les doy su cajita feliz y listo. -
- Me suena a control por terror psicológico -
- Puede ser... La verdad es que no es distinto a cualquier empresa... Si tu hicieras algo en contra de la empresa, crees que no te botarían? Esto es un trabajo serio -
- Pero que trata con el placer -
- Dedo en la llaga, a ver que sale. -
- Sigue siendo un trabajo y se los dejo claro. He tenido un par de casos de clientes que se vuelven locos con alguna de las muchachas, pero la verdad es que al final es decisión de la muchacha. Sólo he tenido un matrimonio, y no duró mucho. -
Creo que toqué una fibra sensible, realmente me sonó a mujer despechada... Pero esa es una carta que no me voy a jugar.
- ¿Y como evitas que eso suceda? sigo pensando en que estás tratando a las personas como objetos y al final son sentimientos. -
- Sentimientos siempre... Mi negocio es que los sentimientos sean los correctos. Tengo clientes que lo único que quieren es compañía para un evento (Sea una cena, sea una fiesta, sea un viaje de placer), tengo otros que sólo quieren liberar estrés... Nadie nunca me ha contactado para pedirme una ayuda laboral, sólo ayuda sentimental. -
Mi nivel de "distorsión conceptual" estaba elevadísimo, así que el resto de las preguntas fueron totalmente locas. No quiero ahondar mucho en el tema, pero creo que al final entendí por qué esta persona amaba su trabajo. Hasta empecé a respetar su trabajo y su pasión ocupacional.
Al final de la noche, ella recibió una llamada y se tuvo que excusar. La vino a buscar lo que yo considero que es un híbrido de James Bond cruzado con Mike Tyson. Nada más por el aspecto había que tener cuidado.
Como había disfrutado de la conversa, quería tratar de despedirme, pero lo único inteligente que se me ocurrió fue
- Ha sido un placer, surreal, pero un placer -
Línea de una película que siempre uso cuando tengo situaciones realmente interesante, pero ahora que lo pienso, realmente debe haber sonado como un borracho loco (estaba ya tomado).
Pero a ella le pareció simpático.
- Igualmente, creo que ha sido refrescante hablar con alguien que no juzga tanto. Eres buena persona, si alguna vez necesitas un servicio sentimental, toma mi número. -
Eso fue hace más de 3 años. El número lo boté en la calle en lo que salí de la fiesta, ni siquiera lo miré para evitar la tentación. Realmente me había convencido y muy fácilmente podría haberme convertido en un cliente (aunque nunca supe la tarifa, capaz y tenía que pedir cupo cadivi viajero para una noche).
Hace un par de meses, ya fuera de Venezuela, volví a ver a la Madame. Estaba caminando por un centro comercial y la ví a la distancia. No tan elegante, pero si muy distinguida.
Iba sola y al verme me reconoció.
- ¿Y que haces por aquí? -
Me pregunta como quien no ve a un amigo desde hace tiempo.
- Me mudé con mi esposa hace un par de años... Saliendo de la crisis en Venezuela como todos -
- Te entiendo, yo vengo cada 3 meses a coordinar algunas cosas de trabajo aquí... Las cosas están difíciles allá, pero gracias a dios aquí hay mucho trabajo. -
Mi cerebró recordó toda la conversación en un instante. Tenía deseos de tener otra oportunidad para conversar. Así que hice lo más gafo que se me ocurrió...
- Bueno, si quieres conversar o vernos algún día que estés aquí, avísame... Capaz y le digo a mi esposa y así te conoce. -
- ¿Y le contaste a tu esposa de nuestra conversación? -
- Pues no... nunca se lo he comentado, ella es demasiado celosa y no le gustaba mucho que saliera con la gente de la oficina, si le decía que te había conocido, hubiera estado encerrado hasta quien sabe cuando. -
- Bueno, la verdad es que yo no la culparía. Muchachos buenos como tú que no tienen vicios escasean. Igual aquí tienes mi número local por si quieres hablar.-
En vez de un papel o su numero en el celular, me entregó una tarjeta de una compañía que seguro era fantasma. Como que el proceso de reclutamiento seguía igual.
Tuve un escalofrío.
En ese momento detecté una gran verdad de la vida: Si haces algo que te apasiona, uno nunca sabe cuando está trabajando y cuando está descansando.
Y al igual que hace tres años, sentí que me estaban tratando de vender algo. Así que me despedí y boté la tarjeta al primer momento que tuve.
Porque aún cuando respeto a alguien que vive por su trabajo, les tengo un miedo terrible. Son personas que hacen lo que sea para ser exitosas.
Así sea vender el cuerpo de los demás por un poco de sentimiento artificial culposo.